Un partido irreal.
El partido de vuelta no fue la excepción. El Camp Nou se llenaba de ilusión al pensar que el mejor equipo del mundo podría conseguir una remontada histórica jugando en casa y con el entusiasmo y los ánimos de la gran afición que los rodeaba. Desde Münich el equipo se notaba desilusionado, y en casa ocurrió exactamente la misma historia. Éste Barcelona no es el equipo que me ha tocado ver en los últimos años. Les resumo todo al decir que Xavi no sabía qué pasaba.
Teníamos a un Bayern perfectamente bien parado en la cancha. La defensa, el mediocampo y el ataque estaban en perfectas condiciones y posiciones de juego. Los alemanes tenían una plantilla inigualable, y salieron a jugar con todo, como siempre. Meten un gol y no se conforman, siguen y siguen y siguen liquidando sus partidos hasta que se acaban los noventa minutos.
Éso fue lo que pasó. Simplemente los azulgranas no pudieron con la potencia alemana que busca hacerlos campeones de la Champions éste año.
No se pudo hacer nada, el equipo estaba totalmente descuadrado y sin ánimos de salir adelante. Lo único que queda ahora es ganar La Liga.
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